¿Maestro, coach o mentor? La nueva educación por la que apuesta Finlandia

Captura de pantalla 2015-12-13 a las 20.42.33En Finlandia están tan orgullosos de su sistema educativo que hasta es un motivo para los sellos.

Estos días aquí, en España, está ocurriendo algo bueno: se está hablando de educación, de forma constructiva, y poniendo bajo el foco la figura del maestro. La prensa se ha hecho eco del llamado Libro Blanco de la Profesión Docente; un proyecto para darle la vuelta a la educación en este país, dirigido por el filósofo José Antonio Marina. En él, este experto y docente considera que una de las claves es la buena formación de los maestros.

Uno de los países punteros en el mundo en calidad de educación, Finlandia, tiene a los maestros en altísima consideración: su buena formación y su prestigio social son de sobras conocidos. Por eso, me sorprende que un sistema que funciona, que en el 2000 lideró el famoso Informe Pisa y desde entonces, se ha mantenido en los primeros puestos, se esté replantenando un cambio radical.

Captura de pantalla 2015-12-13 a las 20.48.16Los cambios son atractivos, pero también cuestionados en la propia Finlandia.

La noticia se recoge en este artículo del Servicio de la BBC en español pero surge del programa de RADIO 4 «The Educators», de la periodista inglesa Sarah Montague. Si alguien quiere ir al link, está más arriba (dura 28 minutos), si no, quien esto escribe lo ha escuchado, sacándole los puntos que creo son más interesantes:

– Hace 40 años en Finlandia se hizo una reforma educativa importante y se apostó por un sistema inclusivo, que abarcase a todos y todas: «Eso significaba que todos los niños del barrio, independientemente de su background o familias, se sentarían en la misma clase y aprenderían con los mismos maestros», cuenta uno de los entrevistados. Vaya, que Finlandia puso en práctica la teoría de una escuela publica, universal, integradora y de calidad.

Captura de pantalla 2015-12-13 a las 20.39.49En Finlandia, la inversión masiva en educación pública se sigue manteniendo: el sistema es un tesoro nacional.

– El sistema se centraba en la alta calidad de los maestros; todos tienen másters y están comprometidos a su trabajo. La figura, además, es también muy respetada socialmente (cosa que no sucede en países como el mío, donde se ha pasado de aquello de ‘el maestro siempre tiene la razón’ a ‘el maestro se va a enterar’). En Finlandia, las familias confían tanto en los profesores como en los directores de los centros.

– También se apostó por la toma de decisiones centralizada, la presencia de supervisores en las aulas, inversiones importantes en la formación del profesorado y por la aplicación de exámenes obligatorios para aprobar cada año.

En los últimos años las cosas han ido cambiando: los exámenes oficiales, según entiendo en el reportaje, son prácticamente inexistentes (solo hacen uno, al final de la vida escolar). A los alumnos se les evalúa en clase, lo hacen sus profesores y los tests se realizan en función de sus necesidades (con libro, en grupo…).

El maestro sigue siendo una figura respetada pero, también, un amigo del alumno: en el reportaje, Sarah Montague visita una clase de Segundo de Bachillerato en Helsinki y recoge impresiones como estas: «Me gusta ir a clase porque la mayoría de los profes son entusiastas sobre lo que hacen y enseñan»/»Mi profe es una autoridad y, a la vez, un amigo». Y es que una vez acaba la clase, explica la reportera: «La figura de autoridad acaba». «Finlandia es famosa por su estilo de enseñanza relajado», resume Montague.

Captura de pantalla 2015-12-13 a las 20.38.03Montague (izquierda) con Marjo Kyllonnen.

La periodista también cuenta que los niveles de excelencia en el país han ido descendiendo en los últimos años, así que por esto se ha puesto en marcha un plan para revisar el sistema educativo. El foco se ha puesto en revisar el modo en el que los maestros enseñan. Marjo Kyllonen, responsable de educación de Helsinki, explicó en que consiste el cambio, que lleva implementándose en los dos últimos años:

– Se conoce como «phenomenon learning» (que vendría a ser «aprendizaje fenómeno», siendo la definicion de fenómeno: «la ocurrencia natural»). Se basa en quitar los límites entre las asignaturas. Así, si en el sistema tradicional los alumnos tenían mates, ciencia, lenguas, de forma aislada, el phenomenon learning aboga por enseñar de modo que, en lugar de adquirir conocimientos aislados sobre diferentes materias, estas se aplican a la vez, en proyectos de investigación que escogen los propios alumnos.

– Así, el papel de los estudiantes es activo: «Ellos participan en el proceso de planificación, son investigadores y también evalúan el proceso», explica Kyllonen.

– Un ejemplo: los alumnos le dicen al profesor que tienen interés en estudiar los teléfonos inteligentes. Al docente le parece bien y los alumnos se ponen en marcha (lo que implica estudiar la historia de estos aparatos, utilizar matemáticas para elaborar las estadísticas de uso y aplicar la literatura para ver como los sms han cambiado la lengua escrita). El objetivo es que los alumnos piensen de forma «transdisciplinaria», que vean que un mismo problema genera preguntas de física, historia, matemáticas, biología o estadística.

Marjo Kyllonen cree que el modelo tradicional de escuela no está preparando a los chicos para el futuro que, en cierto modo, ya está aquí, con los avances en el mundo digital.  Y si los alumnos de hoy, tan competentes en este mundo, ven que lo que hacen en la clase no se conecta con su vida, se aburren, dice. «Hay que cambiar la escuela para hacerla relevante a los chicos», se concluye.

Para ello, la escuela tiene que adaptarse a los niños, quienes tienen que aprender a ver un problema desde diferentes perspectivas y abarcarlo desde diferentes disciplinas y con distintas herramientas. Olvidar la memorización y apostar por la resolución: el «problem-solving«. «La idea es que el niño nunca tenga que repetir la pregunta ¿por qué tengo que aprender esto?», resume Kyllonen.

Captura de pantalla 2015-12-13 a las 21.03.01La verdad es que esta especie de enfoque holístico de la educación suena la mar de bien y no me soprende que aquí, cuando los Jesuitas (que cuenta con una enorme red de centros concertados en Catalunya y España), se inspiró en el phenomenon learning, aplicándolo en algunos cursos, se publicaran reportajes entusiastas (que hablaban de la «abolición de las asignaturas, las aulas y los exámenes»), que fueron recibidos con el mismo entusiasmo. Por otro lado, hay que decir que el sistema de trabajar por proyectos (escoger un tema y trabajarlo desde distintas disciplinas), hace tiempo que se aplica en la enseñanza, tanto pública, privada como concertada.

El phenomenon learning se ha introducido en las escuelas finlandesas de forma paulatina: todas tiene que  desarrollar esta nueva forma de aprendizaje por experiencia durante varias semanas. Para ello, se ha preparado a los profesores, ya que este sistema puede ser algo difícil para el docente, porque ya no es el eje de la educación de los alumnos, sino que el niño se hace más responsable de la misma.

De hecho, en el reportaje la periodista habla de que se está cambiando el rol de maestro al de «coach» (un término hoy muy de moda, parece que hay coaches para todo). Su interlocutora, sin embargo, matiza que más que un coach, el maestro se convierte en un «mentor».

Captura de pantalla 2015-12-13 a las 21.37.34Pero el nuevo método no es ajeno a las críticas. Tanto desde los alumnos como desde el punto de vista de otros pedagogos. Sarah Montague conversó con Leo, un estudiante de último año de una escuela de Helsinki: «Tiene sus ventajas y desventajas», dijo. «Es algo distinto y los profesores pueden ponerse creativos y traer nuevas fórmulas de enseñar y de aprender y eso es divertido. Nos dan las herramientas y nosotros nos tenemos que espabilar…» Sin embargo, matiza que no querría que durase todo el año, «porque es estupendo tener cierta libertad creativa para aprender pero también existe la educación tradicional que cumple una función», comenta el joven.

Por otro lado, el profesor de la Universidad de Cambridge Tim Oates (autor del estudio Finnish Fairy Stories), cree que lo que ha hecho funcionar a la educación finlandesa es precisamente ese pacto que se hizo hace 40 años, apostando por una educación pública, integradora: «Con inspectores, formación de profesores, muchos exámenes, libros de texto aprobados por el estado, etc.» La tesis de Oates es que desde el 2000, cuando llegó a Finlandia un aluvión de expertos de otros países para ver porqué funcionaba tan bien el sistema, se importaron de forma errónea los conceptos de mucha libertad/relajación y la ausencia de exámenes que tanto entusiasman a muchos padres (y a alumnos, por supuesto): «Y eso no es lo que ha funcionado, sino lo otro. Creo que se han desarrollado algunos mitos».

Hay más voces críticas de este nuevo sistema. En la propia universidad de Helsinki propugnan una vuelta a la enseñanza basada en materias. De hecho, creen que el phenomenon learning destroza los conocimientos en otras materias y también, si no hay evaluación de ningún tipo, si los maestros no tienen un entendimiento completo de lo que los estudiantes pueden o no pueden hacer, es muy difícil saber cuál es el siguiente paso para que aprendan. En definitiva: que ni se sabrá si han aprendido y los niños no podrán aprender de forma tan profunda como antes.//

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