GESTIONAR EL MIEDO EN TIEMPOS DE NIÑOS Y NIÑAS MUY MIEDOSOS

El del miedo y los niños es un tema que me interesa mucho. Por una parte, porque el miedo es una emoción básica y universal. Por otra, porque creo que hoy los niños, al estar más protegidos que nunca, son más miedosos que nunca.

Para ayudar a los padres a gestionar los miedos infantiles acaba de salir un libro; Niños sin miedos (Tibidabo ediciones), de los psicólogos Maribel Martínez y Miguel Herrador.

Niños sin miedos portadaConozco bien a la autora, que ha colaborado en varios de mis artículos. También he puesto en práctica algunos de los métodos que recomienda para lidiar con el miedo. Como han funcionado, reseño el libro sin dudarlo.

Este empieza con una introducción sobre los miedos infantiles y con una afirmación que resulta quizás un poco descorazonadora: según los autores, los seres humanos «potencialmente pueden temer cualquier cosa».

A saber: hay miedos al abandono, a estar solo, a la oscuridad, a los animales, a quedarse encerrado en el ascensor, a los ruidos inesperados, a separarse del padre o de la madre, a los seres sobrenaturales (con todo el abanico de monstruos que es capaz de crear la imaginación infantil), al fracaso escolar, al divorcio de los padres, a los ladrones y secuestradores, a hablar en público…

Los miedos son muy variados y algunos pueden, incluso, resultar casi ridículos (como el de una niña que conozco, que teme tirar la cadena del lavabo). Sin embargo, también pueden resultar invalidantes y crónicos, lo que resulta en un verdadero problema para el que los sufre.

Los niños son capaces de imaginar todo tipo de monstruos.

Los autores de Niños sin miedos explican que un miedo se convierte en una fobia cuando la duración de los síntomas es, al menos, de seis meses. También explican que si ese miedo no se resuelve, lo habitual no es solo que se cronifique, sino que aumente. Ello puede implicar que el miedo llegue al máximo nivel de ansiedad, que es el ataque de pánico. «Y cuando una persona sufre un ataque de pánico, vive presa del miedo. El miedo a sufrir otro ataque. El miedo al miedo».

Sin embargo, ni los autores del libro ni quien esto escribe desean provocarles miedo con toda esta información, así que en la segunda parte se trata, de forma clara y concisa, sobre cómo tratar los miedos infantiles. Se ilustra con casos reales: del niño que teme alejarse de los padres a los que tienen miedo a la oscuridad y a los animales. También se tratan otros miedos clásicos: la timidez y vergüenza invalidantes, el miedo a la competición deportiva, a hacerse pipí en la cama y a los truenos y relámpagos.

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Cada caso es único, por supuesto, pero la gestión del miedo tiene varios elementos en común: el primero, afrontarlo. Padres e hijos. Los autores recalcan que los padres no debemos ni ocultarles ni evitarles el miedo, cosa que está en boga últimamente, sino ayudarles a enfrentarlo. Hay que evitar «hacerse cómplices del problema» (si la hija tiene miedo al agua, por ejemplo, no llevarla más a la piscina), sino acompañarlos en la gestión del mismo. Ello supondrá, además, una enorme dosis de autoestima para el que lo supera.

Una de las soluciones estrella de los terapeutas es quizás poco ortodoxa pero, créanme, bastante efectiva. Se trata de ejercicio que ellos llaman «Jugar a las películas». Está basado en lo que algunos adultos hacemos cuando una situación nos inquieta y, para gestionarla, pensamos: ¿Qué es lo peor que me puede pasar? Al hacerlo, una vez visualizado ese temor a «lo peor que me puede pasar», el miedo resulta más soportable e incluso, desaparece. Al parecer, se trata de una antigua técnica que ya utilizaban los Estoicos (los autores cuentan que Séneca practicaba todos los días este ejercicio para sobrellevar su miedo a sufrir ataques de asma).

Séneca, miedosEl filósofo Séneca, máximo representante del Estoicismo.

Llevada a la familia, la «película» se inventa junto al hijo o a la hija, planteándosela como un juego. El argumento se desarrolla entre los dos y se basa en sus temores, en «lo peor que podría pasar». Como es una peli de miedo, no se le ponen finales felices, sino que se le presentan obstáculos al protagonista. Cuando ha superado uno, otro de nuevo. «El niño se enfrenta primero a sus propios pensamientos sobre lo que le da miedo y, posterior y paulatinamente, a las situaciones temidas, afrontándolas y superándolas», escriben los autores.

Sí, lo sé, se necesita de un cierto temple porque, al principio, la sensación es que estamos regodeándonos con los miedos de los hijos. Pero la película no ha de durar más de 10-15 minutos, no ha de hacerse antes de ir a dormir y, como los niños no son tontos, se dan perfecta cuenta de se trata de un entrenamiento mental para aprender a enfrentarse a sus temores.  Además, les gusta que estés ahí, junto a ellos y ver cómo son capaces de ir superando obstáculos. Y, a medida que lo van haciendo, se sienten reforzados.

El ejercicio, que va acompañado de otras acciones terapéuticas, va disminuyendo en duración a medida que pasan los días y no debería hacerse, según los autores, a lo largo de más de 5 semanas. En mi experiencia, funciona y, además, el que uno ya desde niño sea capaz de plantearse ¿qué es lo peor que me puede pasar? es un estupendo recurso antes las situaciones de miedo e incertidumbre que, inevitablemente, vamos a tener que afrontar a lo largo de la vida.

 

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3 comentarios sobre “GESTIONAR EL MIEDO EN TIEMPOS DE NIÑOS Y NIÑAS MUY MIEDOSOS

    1. Hola! Lo encuentro genial lo del «pesimismo defensivo». No sabía que se llamaba así pero yo lo practico desde hace años y la verdad es que a mí me funciona. Le veo «las orejas al lobo» antes de que llegue, vaya. Gracias por tu comentario. Muchos saludos, Eva

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