Una amiga me pasa este enlace de una charla del periodista Carles Capdevila que tuvo lugar en el encuentro Gestionando Hijos en Barcelona. Capdevila es director del diario Ara y colaborador del espacio Guía de Padres del programa Hoy por Hoy de Cadena Ser. También (y este es un detalle importante), es padre de 4 hijos, en edades muy distintas. Tiene dos adolescentes y dos aún niños, con las dicotomías que ello implica: como cuenta en esta charla, los pequeños todavía le encuentran el ser más divertido del mundo, mientras que los mayores se avergüenzan de prácticamente todo lo que hace.
La ponencia no es muy larga y vale la pena escucharla entera pero, si no tienen tiempo, recomiendo que vayan hacia el minuto 10, donde introduce lo que él llama sus cinco sentidos para educar. Capdevila nos recuerda que existen «doscientos manuales sobre el embarazo», además de unos cincuenta manuales sobre el primer año («Que es apasionante pero hay que hacer poca cosa», señala acertadamente); pero que, a partir de ese primer año, prácticamente se evaporan los libros hasta que aparece algo tipo: «Socorro mi hijo es adolescente y me pega». El periodista señala que en ese intervalo hay una especie de vacío que comprende de los dos a los catorce años: «Que es cuando hay que educarles pero [lo que hacemos] es dejarlos en la escuela y… ¡Ya está!» Y cuando descubrimos que deberían estar educados, nos preocupamos.
Sus cinco sentidos para llevar a cabo esta son los siguientes: el primero, el sentido común (pone un ejemplo fantástico: el niño bramando para que le compren una piruleta, –no se lo pierdan–), seguido del sentido del ridículo y del sentido del deber o la responsabilidad. Este tercero se resume en que si no quieres educar hijos, no los tengas, pero si los tienes: hay que educarles… Capdevila tampoco entiende la resistencia de algunos a no cambiar su estilo de vida al tener hijos. Muchos padre primerizos le preguntan si «tener hijos va a cambiar sus vidas» y él le responde que, «claro que cambia», pero es que «cambiar está bien». La verdad es que yo tampoco he entendido mucho a esos padres que te comentan, orgullosos, que «con hijos van a seguir viviendo exactamente como antes de tenerlos». Además de ser un autoengaño, no me acaba de cuadrar: ¿para qué complicarse a tener críos, entonces, si quieres que tu vida siga exactamente como era sin ellos?
Y hablando de complicaciones. Me encanta también su respuesta a aquellos que propugnan por una «paternidad práctica», como el padre que, cuenta, era tan práctico que llevaba a la guardería a su hijo dormido y en pijama, entregándolo de esta guisa a la profesora («Como práctico, práctico… No tenerlos», aconseja Capdevila, «porque cuando los tienes, práctico no lo es»).
El cuarto sentido en su listado es el sentido moral: hay que educar a los hijos en valores, para que ellos los imiten. Pero esto, en tiempos de padres hiperprotectores, no está pasando en ocasiones. Capdevila da un ejemplo contundente: unos conocidos que, en la primera fiesta de discoteca de su hijo, le falsificaron el carnet de identidad para que el retoño (pobrecito), pudiera entrar, ya que aún era mejor de edad. «¡¿Te imaginas qué triste, que tus padres te hagan la primera falsificación del dni?! Se están confundiendo los roles, «Porque la misión de los hijos es falsificar ellos el dni y la nuestra, cabrearnos», dice.
Y para acabar, el quinto sentido: el del humor. Capdevila reivindica el vivir una paternidad y maternidad más relajadas, sin tantas angustias ni preocupaciones y agobios. Abordarla, en definitiva, de mejor humor: hay que estar alerta, sí, y controlar, pero también hay que divertirse con la experiencia de criar hijos porque, como concluye: «Si tenemos el sentido del humor, a lo mejor nos sale bien».
El video está buenisimo, hay que verlo…Una Joya. Gracias por ponerlo aquí!
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Es muy bueno, sí. Con diplomacia dice varias «verdades como templos», que se dice aquí.
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