«You are not special» (no sois especiales). Hace dos años, el profesor David McCullough Jr pronunció estas palabras en el discurso de fin de curso del instituto en el que trabaja, el Wellesley High School. Se trata de un prestigioso centro público de Boston, con alumnos de entornos privilegiados. En su discurso, McCullough les dijo que, en contra a lo que habían escuchado prácticamente desde el día en el que nacieron, ninguno de ellos eran especiales, excepcionales, sino que formaban parte de un planeta en el que habían millones de personas como ellos… En su discurso, este maestro de inglés de 55 años, hijo de un Premio Pulitzer, criticó con un gran savoir-faire a esos padres «bienintencionados», pero que sobrevuelan y dirigen las vidas de sus hijos sin descanso, presionándoles para que sean excepcionales pero a la vez, allanándoles el camino para ello. Tanta presión, conjugada con tanta intervención, hace que los estudiantes tengan terror al fracaso, pierdan la oportunidad de cometer errores y aprender de ellos y, en consecuencia, dice, se pierdan la oportunidad de tener una vida plena y feliz.
McCullough asegura que conoce y aprecia mucho a sus alumnos. «Mis palabras no querían ser un bofetón sino más que nada, un aviso, cariñoso: «vais a salir fuera, estar preparados»». Tan solo acabar el discurso, una abuela corrió a felicitarle y le pidió una copia del mismo. También le felicitaron los graduados y sus colegas. La cosa se hubiera quedado seguramente aquí, pero alguien grabó el discurso, lo colgó en internet, y se convirtió en viral (lo han visto más de 12 millones de personas). En pocas horas le llegaron miles de e-mails de todo el mundo y le llovieron peticiones de entrevistas. Había metido el dedo en la llaga: la cultura de los hiperpadres, del la búsqueda del éxito de los hijos al coste que sea, no funciona.
Tras el huracán mediático, McCullough ha publicado recientemente un libro sobre el tema, titulado You Are Not Special and Other Encouragements. Como es uno de mis temas favoritos, y al que le dediqué un artículo (No le haga tanto caso a los hijos) que tuvo una respuesta abrumadora, recojo algunas de las reflexiones de este maestro desde hace casi 30 años, padre de cuatro hijos:
- «Si los niños tienen la idea de que son más importantes que otros, que cada uno de sus movimientos son escudriñados, siempre con el objetivo de triunfar, la vida se convierte para ellos en algo represivo, les produce mucha presión. Los niños creen que el propósito de cualquier tarea ha de ser el sobresalir en vez del placer de hacer las cosas, por lo que espero que algo de lo que he escrito les ayude a liberarse de esta presión».
- «Si un niño piensa que es tan importante (porque siempre le han dicho que lo es), entonces pensará que cualquier cosa que haga será super importante cuando, probablemente, no lo es. Los niños tiene que aventurarse, probar nuevas cosas, perseguir algo que a lo mejor les interesa o a lo mejor no… Tienen que saber lo que es fallar y no sentirse unos fracasados por ello».
- «¡Tengo 55 años, y la manera en la que me criaron hoy parecería negligente! Creo que la única supervisión que tenía de niño era llegar puntual a la hora de comer. Nos teníamos que distraer solos, arreglar nuestros asuntos solos. Yo tenía problemas con las matemáticas y cuando se lo dije a mi padre, mi padre me respondió diciéndome que me esforzara más; no me ayudó a hacer los deberes».
- «Mimar al niño, adularle, sacarle los obstáculos del camino… No creo que eso sea ser buenos padres, en cierto modo, esa es una paternidad fácil. Es mucho más duro dar un paso atrás y mirar como lucha tu hijo, como se esfuerza, cómo se las arregla. Pero yo creo que esta postura es mucho más beneficiosa para ellos».
- «Hoy los padres se concentran en el resultado, más que en el esfuerzo. Todos los padres tenemos buenas intenciones pero hemos sido engullidos por esta cultura del éxito (…) Hoy, la manera de formar parte del sueño americano es entrar en una universidad prestigiosa, lo que es algo muy difícil y competitivo: el primer criterio son las notas, por lo que la escuela ya no es el lugar para aprender sino para conseguir el mejor currículum académico. Es como una carrera y los padres se involucran tanto en la vida de sus hijos que, a menudo lo hacen en su detrimento».
- «La cultura del “eres especial”, deriva en jóvenes que creen que tienen derecho a todo simplemente porque son maravillosos. Cuando, en vez de enseñarles a subir el árbol, los padres les bajan las ramas o les compran las escaleras para que suban o buscan árboles más fáciles para subir los hijos, naturalmente, creen que todo existe para que ellos lo disfruten. Desconocen lo que significa trabajar, esforzarse para conseguir las cosas. Y los niños necesitan esforzarse, luchar, perseverar y aprender a levantarse después de un fracaso».
- Si le sacas a tu hijo la idea de que cualquier paso que da es crucial y que lo que se espera de él es son éxitos espectaculares, si le permites operar libre del escrutinio adulto, ser un niño normal y seguir sus intereses, esa es una actitud educativa mucho más sana.
- «Lo que escribí sobre no ser especiales fue una manera de preparar la segunda parte de mi discurso, donde les instaba a hacer lo que ellos quisieran hacer. A hacer algo porque les gusta y porque creen en ello, no para ser admirados por ello. Sin olvidar que la educación de cada uno es para su beneficio, por supuesto, pero también para beneficio de aquellos que os rodean».
- Espero que mis alumnos entiendan que con sus privilegios deriva una responsabilidad que no es simplemente una vida cómoda rodeado de bienes materiales. Lo que quiero es que entiendan que sus ventajas implican en que participen en hacer de este mundo un mejor lugar para todo el mundo.
Totalment d’acord! I molt ben escrit!
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Gràcies Carmen, pel que veig la moda dels pares helicòpter s’està desinflant. Fa més mal que bé.
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Yo definitivamente les voy a decir esto a mis alumnos (americanos) que viven en una nube rosa creada por su padres. Con mis hijos no me tengo que preocupar porque he tratado de inculcarles humildad…
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Lo que me parece muy interesante es que la hiperpaternidad está de capa caída. Cada vez se cuestiona más, empezando en EEUU, que es donde se origina. Creo que hay una reacción por parte de los padres, siempre que escribo sobre esto suben mucho las visitas. No se trata de volver a los métodos de Esparta pero el mundo que espera a nuestros hijos no va a ser fácil así que es mejor irlos preparando a sacarse las castañas del fuego, que se dice… Y a ser personas.
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