Padres, madres, hij@s y ropa: un tema que va más allá del estilismo

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Como una relación de poder: así describe el periodista Carles Capdevila los conflictos que se dan entre padres e hijos a la hora de escoger el vestuario. Este tema se tocó en el programa Hoy por Hoy de la cadena Ser, en su sección: El Aula. Adjunto el enlace para escucharlo, aunque aviso que, hasta pasado el minuto cinco, los participantes no empiezan a hablar del asunto que toca. Entonces, entre comentarios sobre leotardos y trajes de Spiderman, Capdevila se hace oír preguntándose cosas como estas:

«¿Tus hijos son tus hijos o son personas libres a las que tú educas? ¿Visten como tú quieres o como ellos quieren?» En su opinión vestir a los hijos no deja de ser una exhibición de los principios de los padres, con los que, en ocasiones, los hijos no están de acuerdo, por lo que este es un tema que expresa una relación de poder en la que acaban cediendo unos u otros.

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Preguntado por la edad a partir de la cual los niños pueden escoger sus propios modelitos, Capdevila dice que lo importante es que se vistan solos. A cambio de que se vistan, que se vistan como quieran.

Vestirse solos es una de las más importantes afirmaciones de autonomía en los niños y, por propia supervivencia familiar, se ha de tratar de que empiecen lo antes posible, aunque sea por partes. A menudo, las maestras se quejan de que, en parvulario, ellos mismos se sacan abrigos, cuelgan las carteras, se ponen y se sacan las batas y los zapatos a la hora de la siesta pero, en cuanto llegan a casa, los padres destruimos diligentemente todo el trabajo, asistiéndolos en estas tareas como si ellos nos fueran capaces.

Normalmente, hasta la pre-adolescencia, son las madres las que compran y escogen la ropa de la prole. Hay excepciones, naturalmente; precoces estilistas de moda (suelen ser niñas) que ya eligen lo que llevar desde muy pequeñas. Tienen un look fácilmente detectable y detrás de cada una suele haber un progenitor resignado o bastante orgulloso de la creatividad de su pequeña. Yo, personalmente, nunca he sido partidaria de que se vistan como ellos quieran, por razones puramente prácticas y estéticas, pero he tenido la suerte de que (en este aspecto), mis hijos han sido bastante dóciles. Pero puedo entender que, si el niño o niña se pone bravo e insiste salir a la calle vestido de futbolista o en lucir falda floreada con camiseta de rayas y leotardos lila, se acabe cediendo.

niños y ropa 8El conflicto, además, llegará tarde o temprano. Concretamente, en la adolescencia, como señala Capdevila: «Cuando de repente el hijo empieza a tener su propio criterio y de repente te das cuenta de que ocurren cosas que a ti no te gustan». Ahí es donde empiezan las broncas y las decepciones. Como la de María, una madre sevillana que llama al programa (minuto 8.30» aprox) y cuenta, con mucha gracia, como su hijo, de trece años, al que toda la vida ha llevado monísimo: «Con polos, pantalones y náuticos» ha decidido que lo suyo es el estilo «cani» o «poligonero»: chándals, camisetas fosforescentes y sin mangas, enormes bambas  y gorras gigantes.

ESTILO CANILa madre está desesperada: cada vez que van comprar ropa «es un show en la tienda» explica. Si le compra chándals, el niño los rompe y se los baja para enseñar el culo. Si le compra «los politos» que había lucido de crío, estos se quedan colgando en el armario, muertos de risa. La madre es criticada por su suegra y por su propia madre, por permitir que el nieto salga la calle como si «estuviera recogiendo cartones del cubo de basura», describe María. Se ha tenido que quedar en casa de una de sus abuelas porque quería ir a una primera comunión: «Con una camisa amarillo fosforito botines rosa fosforito y bermudas blancas». Los padres debieron decirle el clásico: «Así no vas» y… no fue.

Capdevila cree que el del vestir: «Es el tema que más y más divide a las generaciones. Incluso los padres más progresistas, por ejemplo, consideran que la hija va demasiado provocativa… El adolescente tiene una gran intuición y siempre va a buscar lo que más va a molestar a los padres».

Por otro lado, en el programa se menciona, al final, la tendencia de algunos de vestir a sus hijos como adultos. En especial, a las niñas, donde la moda hoy es vestirlas como pequeñas mujeres; como mini-objetos del deseo. El de las niñas sexualizadas es un tema alarmante que, además, se da, no en ambientes «poligoneros», si no en las glamurosas páginas cuché de revistas como ‘Vogue’. niños ropaSe ha escrito bastante sobre el asunto, pero destaco esta entrada ‘Hipersexualización de las niñas’ en el estupendo blog Mujeres para la salud. Para la psicóloga Elena Mayorga, es un patrón que responde a necesidades del mercado de consumo: «Hoy en día, los niños y, sobre todo, las niñas, están siendo utilizadas y “sexualizadas” como medio para vendernos a los adultos y a ellas mismas, todo tipo de productos (…) Se está exponiendo a nuestros hijos y sobre todo a nuestras hijas como “mercancía sexual” y eso en un mundo donde los abusos a menores aún es moneda común en muchos lugares, es un hecho extremadamente grave y peligroso». Otra psicóloga, Olga Carmona, denuncia cómo las niñas «van asumiendo con naturalidad perversa su condición de objetos sexuales. Así, se desarrollan mujeres frágiles, extremadamente vulnerables, inmersas en una batalla constante consigo mismas, de la cual es imposible que salgan victoriosas».

ropa niños

Y, no quiero pecar de alarmista, pero oigo más y más noticas relacionadas con la demanda, cada vez mayor, de jovencitas por parte de los usuarios de la prostitución (como en este artículo de El País cuyo título lo dice todo:«Los clientes piden carne fresca»). El cómo hemos llegado hasta aquí merecería una ponencia pero, mientras tanto, el mercado, cada temporada, provee de nuevos modelos de mallas de leopardo para niñas y trikinis en tallas infantiles y con estampados de princesas, entre otros. Absolutamente innecesario.niños ropa 4trikini niñaniños ropa 5trikini 2

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