Coleccionar es un instinto humano básico y muy antiguo, propio de personas organizadas, cuidadosas y un punto obsesivas. Ya sea de sellos o de lámparas, de cuadros, abanicos o de electrodomésticos, una colección puede convertirse en una pasión de por vida, con todo lo que ello implica. Texto: E.M.
En el portátil de Antxón Gómez está almacenado su mundo, integrado por los miles de objetos que le parecen singulares y que colecciona desde hace décadas. Clasificados en carpetas atiborradas de fotografías, que testimonian una perfecta organización, hay imágenes, entre otras, de sus colecciones de rollos de papel pintado (tiene unos dos mil); de cajas de cerillas, envoltorios de hojas de afeitar (le interesan especialmente por su gráfica); de sillas, relojes, botellas de cerámica, bandejas metálicas, máquinas de escribir, vinagreras, bancos de plástico de los años 70 y ‘aironfixes’ estampados. También hay muchísimas lámparas, centenares de ellas. Unos objetos que, confiesa Antxón, son su debilidad. Las hay de pared, de techo y de sobremesa. Clasificadas a su vez en subcategorías, como los materiales (plástico, cristal, madera, cuerda…) y los colores (destacando aquí las piezas en rojo y blanco)….
(Suplemento ES, LA VANGUARDIA, 24/12/2011 – pdf original 2412 COLECCIONISMO