La de no prestar atención a padres, madres y maestros es toda una habilidad infantil que, acaba de descubrirse, no es siempre intencional. Según informa la BBC en este reportaje, un equipo de científicos ingleses ha descubierto que esta falta de respuesta, ese «Es que no te había oído» (después de repetir algo cinco, seis, siete veces), no es debido a un desinterés filial sino al modo en el que se desarrolla su cerebro.
Esta atención periférica se va desarrollando con la edad (una de las cosas buenas de la adolescencia es que ya van solos por la calle porque, entre otras cosas, se dan mucha más cuenta de lo que les sucede alrededor). Sin embargo, los expertos aseguran que, entre los niños, hay aspectos positivos de esta ceguera inadvertida que tantas frustraciones paternas puede generar: el primero, que su capacidad de concentración aumenta, lo que hace que se fijen más en las cosas que hacen. Quizás esta falta de conciencia periférica sea algo «pre-diseñado» para que aprendamos, de niños, a concentrarnos, lo que será básico en la vida.
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