¿ES NECESARIO DAR UN ‘PIQUITO’ (un beso en los labios) A LOS HIJOS?

Entre las expresiones de afecto que se dan en las crianzas actuales destaca una novedad: los ‘piquitos’ a los hijos. Besos fugaces en los labios, que muchos padres y madres exhiben en redes sociales como prueba del intenso vínculo con su prole. Con el ‘piquito’ de máxima actualidad, después del escándalo en torno al beso no consentido de Luis Rubiales a una jugadora, la pregunta es si esta práctica es adecuada o desaconsejable. El artículo original lo publiqué en La Vanguardia.

Recibió muchos comentarios («Mi madre siempre me daba un beso en los labios, desde pequeña. Somos cuatro hermanos, tres chicos y yo, y con dos de ellos seguimos besándonos en los labios para saludarnos»; «Mi opinión personal como médico, padre y abuelo que se trata de una actitud mayoritariamente “snob” y/ de postureo» ; Os vais a volver locos hiper sexualizando por un lado y ultra reprimiendo por el otro»; «No beso a nadie en los labios, excepto a mi pareja. No soporto que nadie me bese en los labios, excepto mi pareja. Mi hermano, al que veo poco pero nos llevamos muy bien, le dio por dar besos en los labios…ya le dije que no me gusta y ya no me los da. Simple»; «Tenía un tío carnal, que hace ya más de 50 años se besaba con sus hijas en los labios, también la madre lo hacía. Me gustó aquello y cuando al pasar el tiempo tuve hijos también les daba esos besos. Pero cuando el mayor tenía como 9 o 10 años, me dijo que no le gustaba», «Yo ahora con 40, pensar que mi Madre o mi Padre me besaba la boca… gracias por respetarme y no hacerlo. Lo que hacen las madres y padres en la redes sociales mostrando toda la vida de sus hijos debería ser estar prohibido»).

Bueno, que cada uno se forme su opinión. A continuación, comparto el artículo, en el que he preguntado a varios especialistas si es necesario besar a los hijos de esta manera:

“El deseo que podía tener en ese beso era exactamente el mismo deseo que podría tener dándole un beso a una de mis hijas,  ni más ni menos”. De entre las muchas excusas de Luis Rubiales para justificar su “pico” a la jugadora Jennifer Hermoso, tras el triunfo en el Mundial de fútbol, también ha llamado la atención esta imagen del padre besando en la boca a su hijas, que Rubiales ilustra como algo de lo más corriente.

Lo cierto es que esta una práctica cada vez más común: quien este escribe ha sido testigo de besos en los labios de padres a hijos al despedirlos en la puerta del colegio, recogerlos de la extraescolar o, simplemente, para expresar afecto. En una ocasión, al manifestar una cierta perplejidad ante el gesto, la respuesta de la madre fue contundente: “Eres una carca. Esto es solo darse un ‘piquito’: lo más natural y afectuoso del mundo”, dijo. En cierto modo, se anticipó al argumento de Rubiales, para quien besar a sus hijas o a una jugadora no implica “ni deseo ni posición de dominio”.

En una línea similar está David Beckham, quien más de una vez ha mostrado en sus redes sociales imágenes suyas dándole un “pico” (pecking en inglés) a su hija pequeña, Harper. El fondo varía (puede ser una piscina infinita o la sabana africana), pero la forma es siempre la misma: el padre besando en los labios a la niña y felicitándole, emocionado, el cumpleaños o lo que toque ese día en Instagram. No faltan los emoticonos de corazones y frases como “Kiss for Daddy”.

Cuando los Beckham hacen algo, la repercusión en redes es enorme: por ello, los piquitos a Harper se saldan con cientos de miles de “Me gusta” y muchos comentarios elogiosos (“Puro amor”, “Nunca dejes de besar a esa florecilla”, “Precioso”, “David obviamente adora a su hija; ¡que padre tan fabuloso!”). Pero, también, comentarios críticos, que van del “repugnante” y “pervertido” al “que le quiten la custodia”. Destacan algunas observaciones más elaboradas, como la que una seguidora que, en español, escribe: “Si esa criatura ama a su padre jamás se va olvidar de eso y cuando tenga pareja, va a pensar que besa a su padre, y ahí no va haber emoción ni pasión de pareja, sino solo emoción de padre”. Otra seguidora se preguntaba si Beckham también besaba a sus hijos varones.

“Yo beso a todos mis hijos en los labios”, respondió el futbolista, siempre vía redes. “A Brooklyn [el mayor] tal vez no, tiene 18 años, puede que lo encuentre un poco extraño”, matizó. Pero el futbolista, como tantos otros padres que dan “piquitos”, se mostró rotundo: “A nuestros hijos queremos mostrarles amor (…) somos muy cariñosos con ellos. Es como me criaron a mí y a mi esposa”. Su cónyuge, Victoria Beckham, comparte asimismo imágenes besando a su hija, jalonadas también de alabanzas, críticas y algún que otro inquietante: “Qué sexy” o “¡Más fotos así, por favor!”.

Sin duda, mostrar afecto es fundamental para una buena crianza. Los hijos deben de saber que son queridos y protegidos, y los besos y abrazos son una estupenda herramienta para ello. Pero, ¿hace falta besar en la boca a la prole para mostrar el amor paterno o materno? Por breve que sea: ¿Es necesario este gesto?

“No es necesario besar en la boca a los hijos, lo que es necesario es que haya muestras de afecto, pero estas pueden ser muy diversas”, responde el psicólogo Roger Ballescà, coordinador del Comité de Infancia i Adolescencia del Col•legi Oficial de Psicologia de Catalunya. ¿Entre esta diversidad, están los besos en los labios? “Los besos”, responde Ballescà, “son elementos muy influenciados por la cultura: no se aceptan de la misma manera en diferentes lugares. En la nuestra, dar un beso en la mejilla tiene el mismo significado para padres, hijos y comunidad: nadie lo encontrará extraño. Sin embargo, el significado del beso en los labios ya no se comparte de forma igual”, observa.

Los Beckham han colgado varias imágenes suyas besando en los labios a sus hija; ante las críticas, aseguran que lo hacen con todos y que es su forma de mostrarles amor.

Es decir: mientras que tanto el que da el “piquito” como el que lo recibe pueden estar de acuerdo que es simplemente una muestra de afecto: “Puede ser que este gesto socialmente no esté tan normalizado y que tenga una connotación incluso más sexual. Y aquí pueden entrar ciertas fricciones”, observa Ballescà. Sin olvidar, añade, que es posible que, con el paso del tiempo, el “piquito” pueda incomodar al hijo que lo recibe. “Entonces, igual que con adultos se habla del consentimiento, también se debe hablar con menores: asegurarnos que el significado que le damos a este beso es compartido por el menor, el adulto y, en cierta manera, por el entorno”, reitera el psicólogo.

La activista Anna Plans, especializada en el fenómeno de la hipersexualización infantil, tiene muy claro que, en la cultura occidental, los besos en los labios suelen relacionarse con aspectos románticos y sexuales: “Por ello, al besar así, se normaliza lo que es un gesto de pareja, lo que genera confusión en los menores”. Plans tampoco ve necesario dar besitos en la boca a los hijos: “Lo más importante es brindarles atención y apoyo emocional de manera adecuada para su desarrollo”. Y el “piquito”, por sus connotaciones culturales, no le parece la mejor vía. “Los niños no van besando de forma espontánea. La tendencia es imitar el comportamiento de sus padres, y si les han visto darse besos en la boca, es posible que quieran hacer lo mismo. Aclarar que es un gesto de relaciones de pareja entre adultos puede evitar confusiones y establecer límites saludables en cuanto a las muestras de afecto”.

Los límites son importantes: “Porque un niño que es rutinariamente besado en la boca puede entender que eso es lo normal y puede no detectar ni denunciar un abuso por parte de un adulto”, señala la terapeuta Maribel Martínez, directora del Centro de Terapia Breve, de Barcelona. Esta psicóloga también tiene muy claro que el beso en los labios es “el beso de la pareja” en nuestra sociedad: “Está directamente relacionado con la sexualidad, por lo tanto, besar a un hijo en la boca, aunque sea con la mejor intención, tiene implícito un mensaje que puede ser distorsionador, confuso, a medio plazo”.

“El amor de un padre/madre a un hijo es inmenso, maravilloso, incomparable, evitemos la equiparación al emotivo-sexual de la pareja”, dice Martínez. Esta psicóloga añade que: «No debemos obligar al niño a dar besos ni a recibirlos, cuando no quieren”, una situación típica con familiares, que puede generar malestar. “Besar o acariciar son gestos de intimidad y de cariño, que han de ser consentidos, nunca impuestos. Hemos de educar a los niños para que sepan que su cuerpo les pertenece y nadie puede tocarles si ellos no quieren, tanto si, obviamente, les maltratan, como si les hacen algo supuestamente agradable como besar o acariciar”.

“Si aquí un beso en la boca es un gesto sexual… ¿Por qué hay que hacerlo con una criatura menor de edad?”, se pregunta la terapeuta de familia, Agnes Brossa. Para ella el darlos: “Es forzar a los niños a hacer algo que, creo, no tienen suficiente información para saber si lo quieren o no. Los niños han de saber que el beso en los labios es una interacción entre dos personas que va más allá de la expresión natural de sentimientos”.

El ‘pico’ de Luis Rubiales a la jugadora Jennifer Hermoso ha puesto de actualidad este gesto, cada vez más habitual en redes sociales.

No se trata de ser carca o alarmista: “Sino que creo que es un gesto que no puede minimizarse. Porque si les decimos que ‘no es nada’, corremos el riesgo que estos niños no den importancia y, como ahora Rubiales, llegue un momento que actúen de la misma manera con una persona que no quiere un beso en los labios”. A Rubiales, Brossa le preguntaría: “¿Les daría ‘piquitos’ a sus hijas si fueran varones? Si la respuesta es ‘no’ aquí hay una conducta sexualizada”.

Roger Ballescà apunta, sin embargo, que en la mayoría de los casos, los niños son capaces de entender que lo que es normal con la familia más cercana no lo es con los otros. “A veces los niños ven a los adultos besarse en los labios y los imitan, lo que pasa es que hay familias que les dicen que eso es algo de ‘novios’, mientras que hay otros padres que lo consienten. No creo que ni lo uno ni lo otro sea bueno o malo, sino que, repito, tiene que ver con el contexto en el que se da”.

Sin olvidar, como señala Anna Plans, que algunos pediatras recomiendan evitar esta práctica con los más pequeños por razones higiénicas. “No existe un consenso sólido en cuanto a evidencias científicas, pero se argumenta que los besos en la boca podrían transmitir gérmenes y bacterias que podrían causar enfermedades. Los bebés y niños pequeños tienen sistemas inmunológicos aún en desarrollo, lo que podría hacerlos más susceptibles a infecciones”.//

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Hola, soy eva millet

Soy barcelonesa, periodista y escritora, licenciada en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona.

A raíz del nacimiento de mis dos hijos, empecé a publicar sobre temas de crianza y puse en marcha www.educa2.info, blog especializado en noticias que ayudan a educar. Soy también autora de Hiperpaternidad, del modelo mueble al modelo altar (2016), Hiperniños (2018) y Niños, adolescentes y ansiedad (2019) y Madres Mamíferas (2023), todos publicados por Plataforma Editorial.