La tele tóxica

Recojo en El País, esta semana, este artículo sobre los horarios de le televisión en España. Su autora, , explica que más de medio millón de menores (de entre cuatro y 12 años) ven la televisión a partir de las diez de la noche, horario habitual en todas las cadenas para comenzar sus programas estrella.

tele toxica1La noticia se publió con motivo de la emisión de la final de La Voz Kids: un concurso de talento infantil (supuestamente familiar), que empezó a emitirse a las 22.00 y acababa, teóricamente, a la 1.25 de la madrugada. Un jueves.

La autora desgrana la dinámica de la audiencia infantil: «Cuando empieza La Voz Kids hay más de un millón viendo la televisión. Se van desenganchado poco a poco, pero al filo de la medianoche se mantienen despiertos casi la mitad. Y entre la una y la una y media de la madrugada 132.000 siguen atentos a las imágenes».

El caso de La Voz Kids es una vuelta de tuerca en un fenómeno habitual en España, donde los horarios supuestamente «mediterráneos» justifican pocas horas de sueño (no sólo de los niños). Pese a que hay movimientos para racionalizar los horarios a la europea, la «costumbre» se impone. Y, mientras que en Inglaterra, la BBC Children se apaga, con británica puntualidad, a las 19.00, aquí la televisión infantil emite prácticamente a todas horas. Por otro lado, los principales canales emiten sus programas familiares (como La Voz o El Hormiguero, que tantos fans tiene entre niños de diez y doce años), a partir de las diez de la noche.

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Pese a las quejas de asociaciones de usuarios, las dinámicas siguen. Pero, realmente, es aquí donde los padres nos hemos de poner firmes y hacer una cosa quizás algo pasada de moda pero que resulta la mar de efectiva: mandar a los niños a la cama. No sólo nos haremos un favor a nosotros mismos (un rato de soledad es estupendo) sino, también, a ellos.

El sueño es fundamental para el desarrollo de los niños y para su buen rendimiento escolar. Su carencia es muy perjudicial. Coincido con el pedagogo Gregorio Luri, autor de libro «Mejor educados», cuando escribe que «el elemento tóxico que está más a su alcance no es ni el tabaco ni el alcohol ni ninguna otra droga, sino la falta de horas de sueño«. Y es nuestra responsabilidad permitir que les sea o no suministrado.

10 comentarios sobre “La tele tóxica

  1. Hay una resistencia numantina a cambiar el régimen de horarios en general cuando no parece ser el mejor para la salud. Se trabajan muchas horas fuera de casa, las jornadas escolares son muy largas y los horarios de ocio de la gente joven, irracionales (la noche empieza a la una!). Yo estoy de acuerdo con enviar el niño a la cama y que vea el programa al día siguiente. Mientras sea niño que tenga un buen entrono

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  2. Gracias Carina! La verdad es que enviarlos a la cama es todo un arte y requiere mucha paciencia y firmeza pero… ¡es la solución! Ahora, yo alucino con la cantidad de amigos de mi hijo que, ya en quinto de primaria, veían ‘El Hormiguero’ cada noche. Lo mismo pasa con las películas «familiares»; TVE las programa el domingo a las 22.00h, por ejemplo y yo, francamente, el domingo a las 22h lo que deseo es meterme en la cama.

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  3. Un niño que no duerme es un niño cansado, un niño cansado es un niño irascible, difícil, que no rinde escolarmente, que no crece lo que podría (no olvidemos que la hormona del crecimiento se segrega después de horas de sueño reparador), etc.
    Mi hija va al instituto, tiene 14 años y se levanta a las 7h. con sueño…
    Cada noche se queja porque sus compañeros se van más tarde a dormir. Pero ella a las 22h se acuesta!
    Ella se ríe irónicamente dice «Claro ya han salido los Lunis». Da igual, ya sé que no lo entiende, no pretendo que lo haga, sencillamente, cuidamos su salud.
    Irónicamente también, le respondo habitualmente: «sí, tienes los peores padres del mundo».
    Ya sabe que no hay nada que argumentar, es lo que hay.
    Hay cosas innegociables, su educación y su salud lo son.
    Ir contracorriente de lo que esta sociedad hace en su mayoría, nos lo pone más difícil, pero, es nuestra misión como padres. No dejaremos de hacerla.

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    1. Maribel, tu hija te lo agradecerá! Tienes razón cuando dices que es algo innegociable. Además, las diez me parece una hora sensata… Lo que yo no acabo de entender es porqué, al empezar la ESO, empiezan a las ocho de la mañana. La adolescencia es una época en la que también se necesita dormir mucho.

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  4. Después de haber vivido 10 años en una cultura anglosajona, los horarios de sueño (o mas bien ducho de falta de sueño) de este pais me parecen inhumanos, nunca he entendido como es que la gente funciona. Pero aun más esto de que los niños se vayan a la cama a las 10 me parece una irresponsabilidad por parte de los padres. Si en la tele dan los programas a las 10 uno se va a resignar y dejarlos verlos? Esta bien quejarse pero la última palabra la tenemos nosotros, y como dice Eva, los mandas a dormir y se acabo! De verdad la gente no es consciente del daño que puede hacer la falta de sueño en los niños.

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    1. No, no es consciente. De hecho, y ahora te hablo a nivel ya de más adulta, hasta pareces un poco «pringada» si reivindicas tu derecho a dormir. Recuerdo, con 20 años, tener que batallar con mis amigas para, si nos íbamos de fin de semana, por ejemplo, no tener que comprar tickets para el autobús a la costa de las nueve de la mañana del sábado… El problema, claro, es que la noche anterior salíamos y no nos íbamos a dormir precisamente a una hora discreta (se ve que esto ahora es peor!, pero ya haré un tema pronto). Yo es que, sin dormir, no funciono (imagino que como la mayoría de los mortales). Me pregunto si este país funcionaría mejor con unos horarios más racionales y una población más descansada.

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      1. Estoy de acuerdo que entre los adultos también existe esa cultura de dormir poco o irse a dormir tarde que se pasa a los hijos, pero si empezamos a rascarle al tema te encuentras con un sinnúmero de factores que afectan esto: el
        Horario de trabajo partido con dos horas para comer más la siesta y luego que la gente acabe de trabajar a las 8… Enfin, me podría estar horas pero es verdad que un cambio a horarios más similares al resto de Europa sería un paso muy positivo.

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      2. La resistencia a cambiar los horarios viene, principalmente, de las empresas. Cuando el conseller Maragall dio luz verde a la semana blanca en las escuelas, una semana en febrero o marzo, le echaron todos los perros encima: ¿cómo nos vamos a organizar una semana en febrero?, decían muchas familias, ¿tendremos que pagar unas colonias? La propuesta estaba respaldada por estudios que sostenían que un parón ese semestre beneficiaría a los niños. no es muy distinto de lo que sucede en otros países que tienen una semana de vacaciones cada mitad de trimestre. Los profesores tampoco lo vieron claro ¿Cómo preparemos el curso con solo una primera semana de septiembre? Resistencias fuertes al cambio sin ver que los perjudicados eran los niños.Cierto que ocasionaba un problema a los padres pero precisamente por ello las empresas se hubieran visto obligadas a cambiar y empezar a ver la organización del trabajo con más flexibilidad. Para mí fue una oportunidad perdida. Empresas 1- Niños 0

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  5. Totalmente de acuerdo; fue una pena perder la oportunidad de la semana blanca. ¡Se le echaron también muchos maestros encima a Maragall! (que, sospecho, ahora lo echan bastante de menos). Otra cosa que tampoco entiendo es la aversión de las empresas a facilitar los horarios compactos o las medias jornadas. ¿No entienden que un trabajador que concilia es más feliz?

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    1. Me temo que no buscan su felicidad, Eva. Todavía hay esa cultura empresarial orientada a valorar el tiempo en el trabajo y no al resultado del mismo. Tampoco muchos empleados entienden lo del compromiso. Es un poco anticuado todo eso. Pero en desagravio de los empresarios hay que decir también que las cifras de productividad en España por trabajador son de las más bajas de Europa… Cambiar el sistema clásico de horarios rígidos por uno que dé mayor flexibilidad al trabajador implica relaciones de más confianza o buscar nuevos sistemas de control. Una movida que las organizaciones españolas no parecen querer apostar.

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